Me hubiera gustado detener el
tiempo en el momento en que nuestros labios se tocaron por primera vez, ese
beso en el que me dejó pensando, dudando de si era real o un sueño, nuestro
primer beso… lo sentí eterno, pero solo duró unos pocos segundos. Aun quisiera
volver el tiempo para revivir ese recuerdo, pero es en vano, una imposibilidad
temporal que simplemente no puede ser, lo único que me queda es mantenerlo en
mi memoria.
Ahora me encuentro en mi melancólica
casa, sentado en el sofá gastado en frente del televisor que sintoniza un canal
aburrido y sin sentido… como mi existencia en este momento. En la mesa de
centro está posada una botella de whisky barato y en mi mano izquierda un vaso
servido de esa porquería; en la mano derecha sostengo un cigarrillo casi a termino de consumirse.
Mis pensamientos vagan por
recuerdos tristes, que una vez fueron los más felices de mi vida. Unos recuerdos
que desgarran las entrañas de mi ser. Bebo un sorbo de whisky y una lágrima
sale de mis ojos. “No lo puedo creer, la he perdido”.
Me termino el cigarrillo, tomo mi
celular, abro whatsapp, pero ningún mensaje recibido. Reviso las demás aplicaciones
y no encuentro absolutamente ningún rastro de ella. “No puedes simplemente ignorarme…
no puedes simplemente hacer como si nunca hubiera existido”. Exploto en una
furia incontrolable, estrello el vaso contra la pared y éste se hace trizas. Suelto
un pequeño llanto que después ahogo bruscamente.
En ese momento suena mi celular,
una notificación. Mi corazón se acelera: “¿Será ella?”. Me da un terror observar
lo que me ha llegado: “¿y si se arrepintió y quiere volver?, pero ella hace más
de un mes que no me habla”.
Tomo valor y me decido a revisar
mi celular; un whatsapp de un número desconocido. “Me gustaría ir a recoger mis
cosas, aun tengo llaves de la casa, así que me gustaría ir un día en el que no
te encuentres. Adiós”.
Mi última esperanza se ha venido
abajo. Suena el celular nuevamente, lo miro por simple reflejo, por el
condicionamiento que he creado en mí mismo y miro otra notificación; esta vez
es de mi viejo amigo J. W. que me invitaba a un bar de mala muerte, yo metido
en mi estado melancólico decido aceptar y perderme en el alcohol… nuevamente.
Nota: esta historia y los
personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad, es mera y simple
coincidencia.
Wow
ResponderBorrar